Buceo

Descubrir el mundo submarino

El ser humano siempre ha sentido fascinación por el mar y sus criaturas. Se sabe que los fenicios de la ciudad de Tiro (actual Líbano), que extraían de un pequeño crustáceo un tinte rojo muy apreciado en la época, se sumergían en el interior de unas grandes campanas, llenas de aire, para poder respirar durante unos instantes. Desde entonces, han sido muchos los intentos de los humanos de emular a los peces. Hoy ya podemos disfrutar, a modo de casi criatura marina, de gran parte de las maravillas que esconde el inmenso universo líquido: los océanos ocupan tres cuartas partes de nuestro planeta.

La primera impresión cuando uno se embute en un traje de neopreno, se coloca la máscara, la botella, el chaleco... y, sobre todo, los plomos es exclamar: "¡Ay, no puedo moverme!". Pero la impresión se esfuma en cuanto se está sumergido en el agua. La movilidad crece, el mundo cambia y la ingravidez es tan atractiva que se acaba uno olvidando de que lleva unos cuantos kilos de equipo encima.

Hay que tener en cuenta que lugares que no parecen revestir interés en tierra firme, debajo del agua son verdaderos paraísos de fauna y flora.

Mientras se bucea, además, se hace deporte y se disfruta la sensación de descubrir un mundo nuevo, silencioso y maravilloso: pulpos, corales, pequeños seres, grandes pelágicos, plantas, algas, medusas, peces de todo tipo, color y forma...

Consejos para bucear sin peligro
Como en cualquier otra actividad deportiva, en el buceo también hay peligros, que casi siempre derivan de una actitud temeraria de los practicantes. Veamos algunas recomendaciones.

• No bucear nunca solos
• Planificar bien las inmersiones
• Recurrir a la ayuda de un monitor que conozca el área
• Controlar bien todo el equipo antes de cada inmersión.
• Conocer y no sobrepasar nuestros propios límites.

Si bajo el agua y antes de saltar a ella, mantenemos una actitud responsable, es improbable que se produzcan accidentes.

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